viernes, 16 de junio de 2017

la busqueda de la modernidad

La búsqueda de la modernidad
Referencia: (DOROTHY, citado en, la educación en México, 2010, p. 154-236)


El viraje del conservador


AL ASUMIR MANUEL ÁVILA CAMACHO LA PRESIDENCIA en diciembre de 1940, México había superado la pérdida demográfica de la década revolucionaria, aumentando su población a 20 000 000 de habitantes. Era un país todavía rural, de localidades entre 50 y 5 000 habitantes, con escasa integración urbana que empezaba a cosechar algunos frutos, producto de cambios en su estructura económica y social, pero cuya estabilidad política se veía amenazada
por una profunda escisión derivada del radicalismo de las reformas cardenistas.

Ello no significó sólo una justificación para fortalecer alianzas y ampliar consensos necesarios en la construcción de un nuevo proyecto de nación, sino también un intento por alcanzar un rígido control sobre las diversas facciones políticas consideradas como un obstáculo para lograr la unidad.

Una nueva retórica se introdujo en el discurso oficial. Al protestar como presidente, Ávila Camacho no se refirió a una ruptura con el pasado revolucionario, sino a "una renovación de ideales" mediante "la consolidación material y espiritual de las conquistas sociales".

La llamada escuela del amor vino a concretar el nuevo modelo educativo: una escuela ajena al odio y a la
división entre los mexicanos, a pesar de sus diferencias de credo, partido o clase, una escuela auténticamente mexicana, acorde con las tradiciones y medio físico del país, en la que el individuo, y ya no la colectividad, se convertía en el centro de atención y la familia reafirmaba su papel formativo en el ámbito escolar.
Ahora se refería al socialismo forjado por la revolución mexicana, a una doctrina de solidaridad y respeto
a la colectividad cuyo propósito era disminuir las desigualdades económicas y sociales, sin hacer mención al socialismo científico, criterio totalmente opuesto a lo que habían pensado los promotores
de la reforma de 1934. Ahora la escuela ya no sería instrumento de transformación de la sociedad sino que se convertía en el medio propicio de unión entre los mexicanos.

El ambiente cotidiano
Referencia: (DOROTHY, citado en, la educación en México, 2010, p. 154-236)

Los planteles urbanos, considerados como prototipos de la nueva escuela, se apegaban más al programa vigente y daban prioridad a la instrucción académica.



Las diferencias entre los planteles urbanos eran marcadas dependiendo de su ubicación. Amplios edificios, construidos ex profeso, de varios pisos y salones, con patios y canchas deportivas
La nueva corriente educativa se reflejó de manera particular en los textos escolares. La conciliación, tantas veces anunciada, obligaba a superar las divisiones internas y los textos ofrecían una excelente oportunidad para cerrar heridas.

El nuevo rumbo
Referencia: (DOROTHY, citado en, la educación en México, 2010, p. 154-236)

La creciente división ideológica entre grupos magisteriales se había convertido en un serio conflicto político que con actitud intransigente Vejar Vázquez agudizó. Avila Camacho decidió sustituirlo por un diplomático de carrera y hombre de letras, Jaime Torres Bodet, quien se había iniciado en las labores educativas como secretario particular de Vasconcelos en la Universidad y al momento de su designación, en diciembre de 1943, ocupaba la Subsecretaría de Relaciones Exteriores.
No manifestó crítica alguna en relación con la experiencia socialista pero si dejó claro que la escuela no debía ser "ni un anexo clandestino del templo" ni un arma que apuntara deliberadamente "contra la autenticidad de la fe". No pretendía que fuera un modelo fijo de escuela, que uniformara arbitrariamente todo el sistema, sino una escuela que expresara lo mexicano.
Los esfuerzos para ampliar la cobertura del sistema escolar implicaba no sólo la formación de nuevos docentes sino también la capacitación de miles de maestros "empíricos" que ejercían la docencia sin la preparación suficiente.
Para 1945 las condiciones parecieron favorables para llevar adelante la reforma. El avance de los sectores conservadores ante una izquierda debilitada y dividida, además de la creciente oposición a las ideologías radicales, derivada del triunfo de los aliados, facilitó el proceso. El proyecto de ley presentado a las cámaras en diciembre de 1945 justificaba y explicaba, en función de la unidad nacional, las modificaciones propuestas.
“La educación que imparta el Estado—Federación, Estados y Municipios tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la patria y la conciencia de la solidaridad internacional en la independencia y en la justicia. Garantizada por el artículo 24 de la libertad de creencias, el criterio que orientará a dicha educación se mantendrá por completo ajeno a cualquier doctrina religiosa y, basado en los resultados del progreso científico, luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios”.(DOROTHY, citado en, la educación en mexico,2010, p. 199)
El gobierno no sólo buscaba subsanar las deficiencias del sistema que causaba el rezago educativo sino también desvanecer las viejas tensiones entre la Iglesia y el Estado. Ávila Camacho veía la necesidad de reconciliación con un adversario que, si bien económicamente no tenía la fuerza ni los recursos de los años anteriores a la Reforma, en cambio, social y políticamente tenía fuerte peso dentro de la sociedad y gran capacidad de movilización.
Expansión y desarrollo
Referencia: (DOROTHY, citado en, la educación en México, 2010, p. 154-236)

Miguel Alemán el primer presidente civil del México posrevolucionario, expresó reglas muy claras de su juego político. Habría que erradicar toda tendencia izquierdista y no simplemente modificar los términos.
El nuevo esquema quedó inmerso en el contexto del desarrollo económico que caracterizó su gobierno. Muy lejos habían quedado las intenciones de Vasconcelos de esperar de la escuela elemental "la redención" y el mejoramiento del pueblo, o la tarea asignada por la escuela socialista de guiar la transformación de la sociedad. . Sin cuestionar la orientación ideológica, pretendía coordinar las distintas agencias educativas desde el jardín de niños hasta la enseñanza media y superior, técnica o universitaria para constituir "un verdadero sistema nacional de educación pública", iniciativa que en la práctica fracasó.
México vivió una etapa de gran estabilidad política y auge económico pero así mismo se vio afectado por una explosión demográfica sin precedentes, con un crecimiento de 3.4% anual, es decir, la población llegó a duplicarse en tan sólo dos décadas. Este crecimiento, aunado al rezago educativo, se hacía sentir en una demanda que el gobierno no estaba en condiciones de satisfacer.
En busca de mayor colaboración del sector privado, insistió en la formación moral y cívica, en la importancia del papel de la familia, en educar para la libertad y para la responsabilidad.
El problema ciertamente no era sólo financiero sino que también demandaba un cambio en los patrones educativos. Faltaba planeación, dirección y programas adaptados al auge industrial. Se insistió en diferenciar los planes de estudio entre escuelas urbanas y rurales, desterrar el verbalismo y la falta de realizaciones prácticas, pero el cambio implicaba más que un discurso.
Las tenciones afloran
Referencia: (DOROTHY, citado en, la educación en México, 2010, p. 154-236)

Al asumir la presidencia en 1958 Adolfo López Mateos, la presencia, de nueva cuenta, de Torres Bodet al frente de la SEP fue decisiva. Este ultimo lanzó el Plan de Once Años para atender el rezago educativo acumulado, así como la explosiva demanda.
Las aspiraciones del magisterio, reprimidas por años, se desbordaron. Grupos de diversas tendencias políticas se organizaron para tratar de establecer la democracia sindical y hacer valer sus derechos.
La represión violenta fue la respuesta al radicalismo de estos movimientos y tanto Salazar como otros líderes sindicales fueron encarcelados.
Las protestas se desataron al anunciar que los textos serían obligatorios. Autores de textos, libreros, editores y la Unión Nacional de Padres de Familia se manifestaron en contra de la obligatoriedad, tachándola de anticonstitucional, antidemocrática y antipedagógica. Además, la inquietud política del momento contribuyó a intensificar y diversificar las protestas.
Las tensiones que para 1962 habían desembocado en crisis lograron diluirse meses después. Quedaba claro que no había sido el contenido de los libros la causa de las protestas, ya que no introducían ningún cambio ideológico, sino que el meollo estuvo en la creciente intervención del Estado en el campo educativo.
Con el paso del tiempo, la obligatoriedad de los libros no volvió a ser cuestionada, incluso cuando en 1973 se decidió la elaboración de una nueva versión. Más allá de la polémica que desató, es innegable el acierto de la distribución de los textos gratuitos a todos los niños mexicanos; para muchos han sido y siguen siendo el único recurso para su aprendizaje.
. La "rebeldía estudiantil" fue atribuida a la inadecuada formación cívica de los jóvenes. Pero ya de hecho, a iniciativa del secretario de Educación Agustín Yañez, se había instalado desde 1965 una comisión para analizar los problemas que aquejaban al sistema educativo y buscar soluciones.
El predominio de la ciudad
Referencia: (DOROTHY, citado en, la educación en México, 2010, p. 154-236)

Abrir la brecha en diversos ramos de la actividad económica requería de la formación de cuadros profesionales preparados en distintas ramas de la enseñanza técnica.
Los esfuerzos gubernamentales para apoyar las demandas de la industrialización se centraron en las zonas urbanas. Las oportunidades de estudio se incrementaron y la matrícula, en los diversos niveles, creció a ritmo acelerado.
El cambio permitió mejores condiciones de desarrollo y expansión interna de las actividades docentes y de investigación a la vez que facilitó la comunicación interuniversitaria.
Asimismo se crearon otros centros de enseñanza superior, nuevas universidades en la capital y en los estados, instituciones privadas como la Universidad Iberoamericana, el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), así como los Institutos Tecnológicos Regionales que venían a consolidar el avance de la enseñanza superior en el país.
El mundo indígena
Referencia: (DOROTHY, citado en, la educación en México, 2010, p. 154-236)

La desigualdad se acentuaba en las zonas indígenas. Si bien el Congreso de Pátzcuaro (1940) había marcado los linchamientos de una nueva política con base en el respeto a la identidad y cultura indígenas, una sociedad culturalmente homogénea era claramente la meta de la elite política de los años cuarenta. La diversidad cultural, entendida como barrera para el desarrollo, no lograba superarse: la escuela no había podido desterrar las lenguas autóctonas como tampoco castellanizar al indígena.
La política indigenista recobró vigor gracias al impulso de un grupo de antropólogos y científicos sociales. Con la fundación en 1948 del Instituto Nacional Indigenista (INI) bajo la dirección de Alfonso Caso, se replanteó el trabajo partiendo de los principios aprobados en el Congreso de Pátzcuaro.
Las autoridades, convencidas de las bondades del modelo de desarrollo económico, no cuestionaron el concepto de' 'progreso" ni la imposición de un modelo educativo uniforme en una sociedad heterogénea que reclamaba programas flexibles para adaptarlos a los diversos grupos y regiones.

De la teoría a la práctica
Referencia: (DOROTHY, citado en, la educación en México, 2010, p. 154-236)

La Ley Orgánica de 1942 estableció que la enseñanza primaria, en su contenido básico, sería igual en toda la República. Pero la heterogeneidad del sistema escolar impedía la uniformidad deseada. Había escuelas federales, estatales, municipales y particulares, y éstas mismas podían ser urbanas, semiurbanas o rurales, de tres o de seis años.
Como años atrás, a la norma escrita, los actores locales —directores, inspectores y maestros— le daban una interpretación distinta o simplemente no la cumplían.
Esta contradicción entre las normas y la realidad se expresó sobre todo en las áreas rurales. Con la unificación curricular la escuela rural perdió el apoyo de años atrás. Lo que anteriormente se hacía con la mayor libertad, ahora había quedado normado o prohibido en nombre de un sistema educativo coherente y uniforme que buscaba la moderación.
Los informes de los inspectores dejaron de retratar fielmente las carencias y problemas para ajustarse a un cuestionario, impreso, centrado en aspectos cuantitativos que poco decían de la realidad cotidiana de la vida escolar.
Las escuelas normales se duplicaron básicamente por la creciente participación del sector privado interesado en la formación de las nuevas generaciones. 79% de los maestros estaban titulados. En la UNAM, la matrícula se incrementó de 9 900 a 107 056 y el IPN logró una cobertura en 1970 de 67 239 alumnos.
La modernidad tantas veces enunciada se reflejaba en miles de escuelas nuevas y mejor equipadas en localidades donde todo faltaba, en maestros más preparados, en nuevos planes y programas, materias y libros de texto.
La escuela había contribuido a restablecer el consenso político y avanzado en la integración de una población culturalmente heterogénea.
Superar esas enormes desigualdades educativas, ampliar las oportunidades de progreso a todos los estratos sociales mediante una educación de calidad para enfrentar los nuevos retos de un futuro siempre incierto, seguía siendo el gran desafío para autoridades y educadores.
Renovación y crisis
Referencia: (DOROTHY, citado en, la educación en México, 2010, p. 154-236)

EL SIGLO XX MEXICANO ATESTIGUÓ CAMBIOS INCREÍBLES. Hacia 1910 sus 1 972 546 km2 albergaban poco más de 15 000 000 de habitantes, es decir, estaba casi despoblado y, aunque había empezado a industrializarse, seguía siendo predominantemente rural. Sus ciudades eran pequeñas y su capital no llegaba a 500 000. A pesar de ciertos tonos afrancesados de la cultura de su elite, el sello de vida era provinciano.
Las familias extendidas se hicieron nucleares y empezaron a reducir su tamaño en la década de 1970, bajo el lema de "la familia pequeña vive mejor". Esto, junto a una gran migración tanto hacia las ciudades como hacia Estados Unidos, influyó en la creación de otras aspiraciones y costumbres.
Los políticos y los presidentes multiplicaron sus visitas al exterior y cada vez mayor número de estudiantes acudió a universidades extranjeras.
La explosión demográfica le da valor al hecho de haber logrado que 46% de analfabetismo en 1940 con sólo 20 000 000 de habitantes, se haya reducido a 10% a fin de siglo con 100 000 000, cifra que de todas formas es excesiva.
Las proyecciones demográficas fueron rebasadas por la realidad, al tiempo que la multiplicación de medios de comunicación y la explosión del conocimiento mostraban un desajuste entre la enseñanza escolar y la informal.
El fracaso de un intento de reforma (1964-1970)
Desde el inicio de su ejercicio como secretario, Agustín Yáñez planteó la necesidad de una reforma educativa, pero la discusión tardó tanto que fue en 1968 cuando se entregó el resumen en tres volúmenes, mismas que pronto quedaron en el olvido. El crecimiento de la población había obligado al gobierno a mantener los servicios educativos en expansión y crear la telesecundaria.
El sistema político nacido en 1929, en el que el dominio total lo ejercía un partido oficial, empezó a mostrar un deterioro hacia fines de los años sesenta.
El sistema político nacido en 1929, en el que el dominio total lo ejercía un partido oficial, empezó a mostrar un deterioro hacia fines de los años sesenta.
¿Una reforma revolucionaria?
Referencia: (DOROTHY, citado en, la educación en México, 2010, p. 154-236)
El malestar llegó a ser tan profundo que se volvió inaplazable hacer ajustes, tanto en la educación como en el área social. El candidato a la presidencia, Luis Echeverría, recurrió a una retórica izquierdizante, tanto para neutralizar el descontento como para encauzar las inquietudes.
Esta quedó organizada en cuatro subsecretarías: de enseñanza primaria y normal; media, técnica y superior; cultura popular y educación extraescolar; y coordinación educativa. La descentralización del sistema se inició con la división.
Equipos de especialistas reformaron los métodos, los programas de estudio y los libros de texto de primaria para desterrar la enseñanza rutinaria y responder al cambio constante del conocimiento. Se decidió desarrollar en los niños una actitud científica y proactiva, una conciencia histórica, un sentido de la relatividad del conocimiento para adaptarlo al futuro y generar una convivencia tolerante.
La SEP no pudo ignorar la persistencia del analfabetismo, por lo que desde 1971 echó a andar los Centros de Educación Básica para Adultos (más tarde INEA) con nuevos métodos y libros de texto. Esto se complementó a partir de 1973 con las tareas del Consejo Nacional de Fomento Educativo, que elaboró textos en lenguas indígenas dirigidas a comunidades de 500 habitantes o menos.
Durante el sexenio se agudizaron las preocupaciones por el impacto de los medios de comunicación y su gran influencia general; se experimentaron ampliamente con radio, televisión, carteles, libros y revistas las técnicas para la educación de masas. También se hicieron grandes tirajes de 315 títulos de la colección SEP-setentas y se filmaron 42 cortometrajes educativos.
Nuevos intentos con mayor presupuesto
Referencia: (DOROTHY, citado en, la educación en México, 2010, p. 154-236)


El endeudamiento y el gasto acelerado desembocaron en una gran devaluación en 1976 y una inflación que afectó la credibilidad del gobierno.
La educación mantuvo su estatus prioritario y el presidente, en enero de 1977, encomendó a su secretario de Educación, Porfirio Muñoz Ledo, un nuevo Plan Nacional de Educación.
La tarea siempre urgente de alfabetizar también se promovió, pero con el objetivo de modificar las condiciones estructurales del campo mexicano y mejorar la calidad de vida.
Un consejo establecido en 1979 promovió acuerdos entre las normales federales y estatales, para regular la admisión de estudiantes, reducir la matrícula, crear el bachillerato pedagógico, y promover la investigación educativa, lo que desembocó en la fundación de la Universidad Pedagógica Nacional en 1978.
No obstante la prioridad del desarrollismo, la SEP llevó a cabo una amplia obra de difusión cultural y educativa.
La medida fue anunciada en su último informe, con graves secuencias de devaluación, quiebras, desempleo y una inflación creciente. Durante los últimos meses de su administración, la población tuvo la sensación de que el país estaba a la deriva.
LA EDUCACIÓN PÚBLICA, VÍCTIMA DE LA INFLACIÓN (1982-1988)
Referencia: (DOROTHY, citado en, la educación en México, 2010, p. 154-236)

En tan críticas condiciones asumió la presidencia Miguel de la Madrid, cuyo perfil tranquilizó a la iniciativa privada pero no logró neutralizar la efervescencia política.
De la Madrid nombró al reconocido intelectual y político Jesús Reyes Heroles para dirigir la SEP, quien consideraba la educación como una tarea prioritaria del Estado, pero tuvo que enfrentar un presupuesto reducido y la inflación.
La escasez de recursos obligó a racionalizar el gasto y buscar nuevos caminos para elevar la calidad educativa, aumentar la eficiencia terminal, combatir la deserción, vincular la educación a bienes y servicios y lograr mayor coherencia en los programas.
El sexenio, agobiado por la deuda y la inflación, tuvo que enfrentarse al desastre mayúsculo que significó el gran terremoto de septiembre de 1985 que afectó a la ciudad de México y a varios estados.
El sexenio, agobiado por la deuda y la inflación, tuvo que enfrentarse al desastre mayúsculo que significó el gran terremoto de septiembre de 1985 que afectó a la ciudad de México y a varios estados.




LA MODERNIZACIÓN EDUCATIVA (1988-1994)
Referencia: (DOROTHY, citado en, la educación en México, 2010, p. 154-236)

El candidato oficial, Carlos Salinas de Gortari, fue declarado electo, provocando la oposición del Frente Democrático Nacional (FDN), antecedente del Partido de la Revolución Democrática (PRO). Durante la campaña presidencial se habían organizado foros sobre educación y difusión de la cultura.
También se apoyó la producción de cine y la edición de películas mexicanas clásicas para su venta o préstamo en bibliotecas públicas, sin olvidar financiar la arqueología y los museos.
El presidente consideraba indispensable el estímulo de la investigación de punta para liberar a México de la dependencia científica y tecnológica. Pero el Banco Mundial "recomendó" que se diera prioridad a la educación básica.
Aunque durante el sexenio se aumentaron los recursos hasta destinar casi 6% del PIR a la educación, ésta mantuvo un perfil deficiente. De acuerdo con la información de Pescador en 1994, 100 000 comunidades carecían de servicios educativos que a pesar de la educación básica obligatoria, fueron víctimas de la desigualdad tradicional, la deserción y la baja eficiencia del sistema en el sureste. Se agregaron a este problema la escasa creatividad y eficiencia del INEA y la defectuosa capacitación de maestros, ya que los estímulos salariales no tardaron en quedar presos de la corrupción del sindicato.
LA EDUCACIÓN DEL CAMBIO (2000-2006)
Referencia: (DOROTHY, citado en, la educación en México, 2010, p. 154-236)

A pesar de haberse inaugurado en medio de una grave crisis financiera, Zedillo logró la reordenación económica que haría posible el "gobierno del cambio".
Durante la campaña presidencial, el rector del Instituto Tecnológico de Monterrey desempeñó un papel importante al promover un programa titulado "Educación para la vida y el trabajo" que hizo temer que el gobierno privatizaría la educación superior.
La enseñanza secundaria quedó liberada, en parte, de su carácter enciclopédico, al reducir las asignaturas en una tercera parte, con un aumento de horas y menos alumnos por clase. En beneficio de los maestros.
La Universidad repitió buena parte de los problemas de las otras universidades. En lugar de responder a la necesidad de fortalecer el estudio de las ciencias y la preparación de técnicos que requiere el desarrollo y que puede absorber el mercado de trabajo decidió preparar profesionales tradicionales, aunque es pronto para emitir un juicio definitivo acerca de su desempeño.

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