viernes, 16 de junio de 2017

fin del siglo y de un regimen

El fin del siglo y un nuevo régimen
Referencias: Engracia Loyo Anne Staples, citado en, la educación en México, 2010, p.127-152
La educación elemental en el porfiriato
LA REPÚBLICA RESTAURADA QUISO AVANZAR por el camino de la modernidad, a la vez que conservar la Constitución de 1857. El primer paso era terminar con las gavillas de delincuentes que pululaban después de la partida de los franceses. El segundo era restablecer y crear organizaciones acordes con un Estado laico, representativo y republicano. La pobreza era el enemigo más difícil de vencer.
La promesa de orden y progreso parecía realizable. Los años que van de 1880 a la Revolución delimitan uno de los periodos de mayor crecimiento económico y poblacional. Se fortalecieron sectores importantes en  la economía, tanto nacionales como internacionales: ferrocarriles, minería, industrias y agricultura de exportación, aunque de manera dispar.
Entre la clase política el enorme optimismo de los primeros años de la independencia de 1821 surgió nuevamente a medida que se iba acercando la fecha mágica de 1910. México se autoproclamó país moderno, civilizado y progresista.
Algunas escuelas primarias tenían maestras egresadas de normales que ostentaban planes de estudios enciclopédicos. En cuanto a los estudios secundarios y superiores, nada pedían a los extranjeros en calidad.
Estuvieron, sin embargo, restringidos a un número limitado de alumnos y el sistema de educación primaria estaba lejos de servir a todo el país, de modo que la modernidad llegó a un pequeño porcentaje de la población.
Se consideraba a los indígenas y a las poblaciones rurales, pequeñas y aisladas, como verdaderos obstáculos al progreso.
Un México moderno y una educación moderna: esto es lo que creían tener entre manos los hombres casados con el racionalismo, es decir, los científicos y los positivistas. Su método educativo buscó darle al educando una visión exacta de su realidad basado en la experimentación y la observación, pero también en el enciclopedismo, para ser culto y conocedor de muchas cosas.
La modernización del país y de su sistema educativo no llegó hasta las fábricas, las colonias alejadas del centro de las ciudades, los pueblos y rancherías. Para ellos estaban destinadas las escuelas rudimentarias, las "peor es nada".
Enormes regiones siguieron estando como antes. Sin infraestructura, quedaron aisladas de la marcha del progreso.
El niño centro de la enseñanza

Durante el interludio gubernamental del presidente Manuel González, el Congreso Higiénico Pedagógico anunció el cambio de enfoque que tendría la educación primaria durante el largo gobierno de Porfirio Díaz: el niño se convertiría en objeto principal dé la preocupación de los educadores.
En el Congreso, convocado Por el Consejo Superior de Salubridad y llevado a cabo en 1882, médicos, maestros y quienes estaban interesados por la higiene
discutieron acerca de las condiciones indispensables para brindar a los niños un ambiente de aprendizaje sano y estimulante: las características del local escolar, mobiliario, libros y titiles; los programas y horarios más convenientes para la salud, así como la distribución diaria de los trabajos. Recomendaron también ejercicios
apropiados para el desarrollo corporal del educando, juegos al aire libre y gimnasia. Asimismo prescribieron la enseñanza objetiva y el cultivo de las facultades físicas, morales e intelectuales.
En lugar de premios y castigos, los alumnos deberían aprender a reconocer las consecuencias de sus actos para formar en ellos el hábito de hacer el bien.
La mayoría de las escuelas estaba alojada en casas de alquiler inapropiadas que con frecuencia eran también el hogar del director o del maestro y su familia, quienes escogían para su uso las mejores habitaciones. Las pésimas condiciones de estos inadecuados ambientes escolares fueron causa directa del alto índice de inasistencia y deserción.
Los educadores censuraron también la rigidez del sistema educativo y los métodos en boga, en particular el lancasteriano,  varios de ellos se habían pronunciado contra el uso excesivo de la memoria y la coacción.
Uno de los maestros que había luchado por transformar la escuela y desterrar métodos "retardatarios o anquilosados" era el veracruzano Carlos A. Carrillo, que en su obra La enseñanza objetiva difundía los principios pedagógicos más avanzados. En 1885, Carrillo introdujo la enseñanza objetiva en el Instituto Fróbel de Coatepec, Veracruz y publicó La Reforma de la Escuela Elemental, para algunos, el periódico más "genuinamente pedagógico" que se había editado en nuestro país y tribuna de varios educadores como Gregorio Torres Quintero y Daniel Delgadillo. En él se atacaban los métodos que convertían al niño en recitador de lecciones. Carrillo censuró el abuso de los libros de texto que hacían del alumno una máquina para repetir pensamientos ajenos: "los libros que se usan en la escuela, y como se usan en la escuela, no edifican sino que destruyen, no dan la vida, sino que dan la muerte..."
También en Veracruz, que se convirtió en la cuna de la reforma educativa, el alemán Enrique Laubscher utilizó innovadoras estrategias docentes, entre ellas las de su compatriota Federico Fróbel. En 1881, en Alvarado, Laubscher enseñaba a los niños a leer y escribir simultáneamente sin el ancestral y tedioso deletreo e impartía "lecciones de cosas" (ejercicios sobre objetos y fenómenos que rodeaban al niño) y geometría en los primeros grados escolares y, ante el asombro de padres y educadores, los alumnos parecían disfrutarlas. Su libro Escribe y lee, que empleaba el método fonético en la enseñanza de la lectura, se propagó por
toda la República. Los maestros asistieron a cursos sabatinos para conocer corrientes pedagógicas nuevas y practicar la enseñanza objetiva. El suizo Enrique Rébsamen, recién llegado a México, se encargó de la parte teórica de los programas y junto con Laubscher compartió la responsabilidad de la Academia Normal de Orizaba.
Rébsamen recomendaba al maestro basar sus enseñanzas en los intereses y conocimientos del niño y guiarlo a descubrir el mundo por sí mismo. Coincidía con Locke en que "nada hayen el entendimiento humano que no haya pasado antes por lossentidos" y exhortaba al docente a recurrir a la enseñanza objetiva.
Para Rébsamen la verdadera educación debería desarrollar las capacidades físicas, intelectuales, éticas y estéticas del niño.
La enseñanza de la enseñanza
Muchos estados empezaron a abrir escuelas normales para varones, como lo hizo Oaxaca en 1883, con un plan de estudios que se aumentó a cinco años en 1890. Jalisco estableció una normal para hombres y otra para mujeres.
La de mayor impacto fue la que en 1887 creó Rébsamen en Jalapa, la Escuela
Normal de Profesores, cuya fama se extendió por el país. Fue semillero de maestros y ocasionó una verdadera dispersión de educadores.
Uno de sus seguidores, Gregorio Torres Quintero, fundó la Normal de Colima, su estado natal, y dirigió la educación en Yucatán en los años de la Revolución. Torres Quintero fue autor de varios textos, entre ellos el Método onomatopéyico de lectura, tan popular como el de Rébsamen.
Baranda creía en la escuela primaria como la solución a los problemas nacionales y en el Estado como la única instancia con posibilidades de llevar a la educación a todo el país y a todos los grupos sociales. Impulsó la creación de la Normal de México, que además de ser la primera institución de su género con carácter federal, adquirió la facultad de expedir títulos de profesor de instrucción primaria.
La Normal de México, vio la luz en febrero de 1887, después de la de Jalapa, y Laubscher fue nombrado primer director de la escuela anexa. La Normal de México tuvo como antecedente las clases de pedagogía introducidas por el Dr. Luis E. Ru iz en la Escuela Nacional Preparatoria
La Normal de México fue sólo para varones hasta 1924, a diferencia de la de Jalapa que era mixta, aunque la primera mujer se inscribió dos años después
de su apertura.
Se consideraba que la educación secundaria debía servir para convertir a la mujer en maestra. En consecuencia, incluso las escuelas que empezaron con la idea de proporcionar educación secundaria terminaron siendo normales. En 1890, la Secundaria para Niñas, que impartía materias aisladas, artes y oficios, idiomas y pedagogía, se convirtió en la Normal de Maestras.
Durante el Porfiriato, el magisterio, considerado la carrera femenina por excelencia, era una de las pocas opciones que tenía la mujer para acceder a la vida profesional. Varios pedagogos extranjeros, en particular Federico Fróbel, guía y ejemplo de educadores porfirianos, difundieron la idea de que la mujer estaba particularmente dotada para la docencia. En 1900, al parecer, 91% de los estudiantes de normal en el país eran mujeres. En 1907, de los 15 525 profesores, sólo 23% eran varones.
No obstante que la profesión de maestro gozaba de cierto prestigio, los sueldos eran bajos; variaban de 30 a 80 pesos mensuales, comparables con el de un obrero o un conductor de tranvía, y en el campo.
A principios del siglo XX el ejercicio del magisterio era muy popular: en 1900 había 45 normales en 19 estados y 2 000 estudiantes, la mitad de ellos en el Distrito
Federal. En el mismo año sólo 25% de los 15 000 maestros del país eran titulados.
En busca de la unidad
En 1888 se promulgó la Ley de Instrucción Obligatoria que comprendía
la enseñanza elemental, entre los 6 y los 12 años de edad, recibida en cualquier establecimiento oficial o particular.
El analfabetismo afectaba a 8 0% de la población y el índice de asistencia a la escuela era de 41 en un millar.
El Primer Congreso de Instrucción Pública (diciembre de 1889 a marzo de 1890), fue presidido por Justo Sierra, eminente abogado con vocación de educador y profesor de historia en la Escuela Nacional Preparatoria, y tuvo a Enrique Rébsamen comovicepresidente. Baranda defendió un programa educativo general, así como el carácter laico, gratuito y obligatorio de la educación,
que los congresistas aceptaron, dada la heterogeneidad del país. Este último precepto, cuyo incumplimiento sería sancionado, incluía los cuatro años de la primaria elemental para los niños y niñas de 6 a 12 años.
El Congreso resolvió adoptar el laicismo como sinónimo de neutral y solamente en las escuelas oficiales. El concepto de instrucción, que daba nombre al Congreso, fue sustituido por el de educación, promovido por Rébsamen, que implicaba el desarrollo armónico e integral del niño, lo que demostraría que era posible enseñar moral sin religión.
Otra de las resoluciones fue erradicar el método mutuo, que si bien permitía instruir a más niños, debido al apoyo de alumnos con conocimientos más avanzados, sólo estimulaba la repetición y la memoria. En su lugar, se votó por el simultáneo que cumplía con los fines instructivo y educativo; se aconsejó tener grupos de un máximo de 50 alumnos, clases orales, el uso cié la forma socrática y limitar la "expositivo-dogmática"; el maestro debería dirigir las preguntas a todo el grupo pero evitar las respuestas a coro.
El Segundo Congreso de Instrucción (lp diciembre de 1890 a 28 febrero de 1891), presidido de nuevo por Sierra, abordó los temas de los textos y sus características, los métodos, los útiles y mobiliario, los requisitos de higiene, los títulos de los maestros, la Escuela Normal, y la coincidencia de los métodos y programas de las escuelas estatales y las del Distrito Federal.
El método educativo e instructivo recomendado significaba, por una parte, el orden en que deberían presentar los conocimientos.
Uno de los primeros frutos del Congreso íue la supresión de la Compañía Lancasteriana en el Distrito Federal y territorios en marzo de 1890. Las escuelas que tenía a su cargo se convirtieron en nacionales y pasaron a depender del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública.
La preocupación de Sierra por lograr que los niños acudieran a la escuela lo llevó desde los primeros años del siglo a proporcionar vestido y alimentos y a vigilar la marcha de las escuelas por medio de un cuerpo de inspectores.
En la capital, la asistencia aumentó de 75 000 alumnos en 1900, a 112 000 en 1907, una escuela por cada 139 alumnos, lo que estaba cerca del ideal de una por cada 100 alumnos. Para el mismo año la escolaridad en el país había aumentado a 59 matriculados por cada 1 000 habitantes.
La escuela primaria en el Distrito Federal y territorios, de acuerdo con las resoluciones del Congreso y el pensamiento de Rébsamen, debería ser educativa o integral; laica, o sea neutral respecto detodas las creencias religiosas, y nacional, para fomentar el amor a la patria y a sus instituciones, formar ciudadanos y contribuir alprogreso del país. Incluiría la cultura moral, intelectual, física y estética.
Saber más que leer y escribir
El hincapié en la educación primaria se justificaba en un país conaltos índices de analfabetismo y de población indígena monolingüe.
La influencia que ejerció la ilustración en la educación formal se redujo, en un principio, a las instituciones creadas a finales del siglo XVIII. Para las últimas décadas del siglo XIX, su presencia, transformada por el positivismo pero en el fondo enfocada a la divulgación del conocimiento útil, había modificado profundamente el sentido de la educación profesional.
algún gobernador pronunció las palabras inolvidables de que su entidad necesitaba agricultores y no intelectuales. Eran años de auge de las escuelas agrícolas y de artes y oficios.
La industrialización exigía profesionistas con conocimientos técnicos y para 1890 se llegó a un alto grado de especialización. Ese año se creó la Escuela de Maquinistas Prácticos, pues se estaba poniendo de moda la "enseñanza industrial".
La entrada al mercado de las jóvenes, en oficios ligeramente mejor pagados que los de marchanta o doméstica, significa el comienzo de una era de mayor independencia económica para ellas.
Las preparatorias
La Escuela Nacional Preparatoria fue una de las glorias de la República Restaurada. Al alejar las amenazas extranjeras tras la caída de Maximiliano, el gobierno tuvo en mente dos objetivos: crear las condiciones ideológicas que impedirían, en el futuro, una alianza de sectores tradicionales y de la Iglesia que buscaran en una fuerte influencia clerical o en una monarquía el remedio a los males del país, y abrir las puertas a la modernización, mediante el orden y el progreso. Desde luego que la escuela primaria desempeñaba un importante papel en la creación de ese orden que permitiría la paz social y la dedicación al trabajo. Pero igualmente importante era la formación de hábitos de estudio y disciplina en los jóvenes, razón por la cual la Escuela Nacional Preparatoria ocupó un lugar
distinguido en la historia de la educación superior desde el regresode Juárez al poder.

No hay comentarios:

Hasta pronto !!!!!